Educación clásica: la única educación posible

La educación clásica, conformada por las Siete Artes Liberales, por otro lado, se basa en principios generales de la naturaleza humana, independientemente de las categorías de género y raza. Se basa en el hecho de que existen verdades universales que pueden ser aprehendidas por la razón humana y que la verdadera liberación consiste en hacer posibles estas verdades para el hombre. La educación clásica, en un sentido amplio, le otorga al hombre su humanidad: la plena adquisición del lenguaje, sus elementos básicos (vocabulario, reglas y otros mecanismos), el desarrollo lógico de la comprensión (reglas de silogismos e identificación de falacias); la capacidad de expresión retórica a nivel literario y oral; la traducción de la realidad a través de los números, así como las percepciones relacionadas con el espacio y el tiempo; la armonía de los sonidos y la simetría de las figuras; y la investigación del cosmos que, además del conocimiento técnico de la astronomía, produce en el hombre su disposición más profunda: la contemplación de las cosas elevadas, la percepción de su pequeñez y humildad frente al infinito.
La educación clásica tiene a Dios como principio y fin. Por un lado, parte de la existencia de Dios como fundamento para la educación del hombre; por otro, tiene la contemplación de las Verdades Divinas como el objetivo final de esta educación .
Higor Paiva