Metacapitalistas
Según los estudios del filólogo e historiador Georges Dumézil, las antiguas sociedades de occidente se dividieron en tres funciones principales: la función soberana de carácter espiritual, la función guerrera y la función productora.
Las funciones de soberanía y guerra siempre han tenido primacía en las culturas europeas tradicionales, sólo con el advenimiento del mundo moderno la función económica gana fuerza, adquiriendo primacía e invirtiendo así la jerarquía protoindoeuropea
Ahora bien, la superclase mundial que dirige el proyecto globalista pertenece esencialmente al estamento de los comerciantes e inversionistas De este modo, el mundialismo representa, en última instancia, el dominio absoluto de la función económica y la destrucción definitiva de las funciones espirituales, intelectuales y viriles. Es el poder económico y financiero liberado de cualquier límite y regla.
No creo que sea precisamente el comunismo al estilo soviético el final de este proyecto que atraviesa los siglos, porque el sistema mundial se basa en el triunfo y el control de la cultura y de toda la vida social por la función y los valores mercantiles.
En este esquema la izquierda entra como un elemento coadyuvante, actuando como una fuerza disolvente, que pretende aniquilar las instituciones tradicionales (familia, Iglesia, autoridades, estados, naciones) los obstáculos culturales y morales que impiden la instauración del reino del dinero y de las potencias anónimas del capital financiero controlado, evidentemete, por esta superclase mundial.
No podemos confundir a los actores, concentrando toda la atención en los agentes secundarios, simples soldados que reciben órdenes, con las fuerzas principales que controlan furtivamente el proceso
El núcleo central de la globalización no es exactamente el socialismo, la izquierda política, sino la superclase mundial, las élites económicas y financieras cosmopolitas.
P de R. en cuadernos netnográficos