Olavo y los generales

Las críticas de Olavo de Carvalho a algunos militares del gobierno Bolsonaro no representan una pelea de poder, pues no hay, en el actual orden de cosas, cómo gobernar sin los militares. El propio Bolsonaro es un militar, y su base única base de sustentación son las Fuerzas Armadas. Todo el establishment brasileño sueña con la deposición de Bolsonaro, pues representa una amenaza a su supervivencia. Sin apoyo de los militares, ese personal promueve su impeachment en dos toques. Lo que Olavo está haciendo es alertando sobre una desalineación profunda. Bolsonaro fue elegido con una propuesta anclada en dos bases: combate al crimen y mejora de la economía, ya que el socialismo brasileño produjo la criminalidad exponencial y la destrucción económica. Este es el aspecto "anti-PT" que muchos indicaron como factor primordial de la victoria. Los militares, incluido el propio Bolsonaro, nunca fueron liberales en la economía. Bolsonaro tuvo una conversión reciente y todavía lleva rasgos de estatismo, pero su círculo es mucho menos liberal que él en ese sentido. Este es un punto de desacuerdo. El segundo se refiere al nivel de conflicto con la izquierda y labúsqueda de desmonte del socialismo, tanto a nivel cultural como a nivel económico deseado por Bolsonaro y por el ala más "olavista" de sus partidarios. Ahí viene el mayor problema. Olavo recuerda que el histórico de los militares es de combate a la izquierda extremista, pero de alineamiento con la izquierda "moderada", ya que la propia visión de estado grande es compartida por los dos grupos, así como la lógica tecnocrática.

Tal postura permitió que la izquierda "moderada" fuera gestada durante el régimen militar, al punto de ser una fuerza hegemónica en la redemocratización, resultando en la Constitución de 88, de cuño socialista. Esta misma postura de formar un gobierno "cohesionado" con la izquierda es lo que molesta. Los militares no quieren guerra cultural, tampoco quieren choque liberal, ni mayores conflictos con la izquierda. Quieren un gobierno que haga reformas mínimas para mantener la dinámica socialista impuesta por la Constitución de 88. Lo que genera la reacción dura de Olavo contra militares es eso. Porque Olavo ve, como yo, que tal postura sólo ayudará a la izquierda nacional a reorganizarse y volver al poder con más fuerza en un futuro próximo. En realidad, volver al poder sería fuerza de expresión. En tanto tenemos el mismo modus operandi en Brasil, nada ha cambiado.

Tomando algunas medidas puntuales, todo permanece igual. La izquierda sigue dominando completamente la prensa, buena parte del legislativo, la cúpula del judicial e incluso grandes feudos en el ejecutivo. El crimen sigue suelto y la Reforma Previsional está siendo limada por el Congreso, el paquete anti-crimen (débil desde el principio) fue enterrado por Maia, las privatizaciones demoran, medidas como el recorte de fondos para las universidades federales serán revertidas por el STF como otras que ya fueron aprobadas y no están alineadas con la agenda "progresista". Mientras tanto, la extrema-prensa hace un gran trabajo de tratar el actual conflicto como una pelea de egos promovida por el "Jim Jones de Virginia", mientras que las principales banderas del gobierno Bolsonaro son dejadas de lado, todo en nombre de una Reforma Previsional disminuida. El resultado final será el fin de Lava Jato y de la limpieza del país, con el mantenimiento de los bandidos de siempre en sus puestos, además del aumento de la represión contra quien quiere de hecho cambiar algo, llamados "jacobinos" o "milicianos virtuales" por los neutralistas que anhelan el poder. Al final, todo se resume a lo que Olavo viene alertando desde hace mucho tiempo: la posibilidad de que un gobierno conservador funcione sin una base de sustentación construida a lo largo de décadas es casi nula. La izquierda llegó al poder después de tres o cuatro décadas de formación de base. Los militares ya demostraron que no forman esa base y que en verdad son antagónicos al proyecto conservador en muchos aspectos. No veo cómo resolver el problema a corto plazo, quedando sólo el trabajo de construir la base a largo plazo.

S. G.