La música es todavía Tropicalia, el cine es todavía Cinema Novo
Sesión enfocada
después de 100 días de gobierno con Thiago (26, São Pablo, back-end developer),
Douglas (36, Brasilia, escritor, motorista Uber), Isabela (24, Belo Horizonte,
emprendedora). Laert (51, Curitiba, gastronómico) y Clever (29, São Pablo, colega
de Thiago).
- Cotejo expectativas – resultados.
CLEVER: Esto es
un golpe de realidad. Las cosas estaban peor de lo que yo podía maginar. Bueno, con certeza, no
hay nada “nuevo” pero es que con Bolsonaro los trastos viejos salieron del
armario y te deprimes si no extraes una primera conclusión: después de varias
décadas de gobiernos progresistas, izquierdistas en América Latina, una verdadera
derecha en el gobierno deja expuestas las cosas como son, de inmediato… para el
que quiera separar la paja del trigo en los Medios, claro. No sé en otros
países --¿hay fuertes partidos de derecha en América del Sur? A veces me parece
que en el mundo casi no los hay y que el pensamiento único es como la muerte de
la democracia. La cosa es que aquí, en Brasil, quedó expuesto casi todo, hasta
la propia fragilidad de la derecha ya está tematizada entre los conservadores.
Que el armado de gobierno sea un desfile de generales es simplemente porque no
hay cuadros. Bolsonaro suplió esto con lo que conocía por haber sido militar de
carrera. Políticamente hablando, es todo bastante pobre. La izquierda mucho
peor porque, aunque no lo asuman, la bancarrota moral es completa, envuelta en
todas las corrupciones posibles, y no asumirlo –ni autocríticas internas
hacen-- los hunde más, más y más. Una izquierda alucinada habla de una sociedad
descompuesta. Así las cosas, ni la confrontación con la izquierda sirve a la
derecha para superarse. Muy pobre todo...o me faltan datos.
DOUGLAS: Sobre eso de si hay fuerte partidos de derecha en América del Sur,
la UDI chilena parece derechista, pero conservadores al estilo GOP
americano…eso es difícil. En Colombia…humm. Tampoco en la oposición venezolana.
Ni hablar en Uruguay o Argentina. Arriesgo que se necesitan muchas décadas de
democracia republicana para que se forme un conservadorismo económicamente
flexible, no sé si hay en algún lugar del mundo más que en EUA. A lo sumo hay
liberalismo. Pero el liberalismo es como el abuelo del socialismo --siempre
detrás del liberalismo se colaron los socialistas de todo tipo. En Brasil, los
últimos 70 años de gobierno fueron un ida y vuelta entre izquierdismos,
moderados liberales y radicales comunistas. Y los militares en el gobierno es
la chatura, ahora sabemos que en 64 fueron una plancha que sirvió mientras se
preparaba el retorno de la izquierda, el progresismo. Ahora que los de mi
generación vemos a los militares en acción, sin narrativas… está bien con uno o
dos generales, si son técnicos, pero no veo nada inherente a la condición
castrense para suponer que son buenos para la política, y está claro que en el
gobierno están por ser militares. Es lo que hay.
LAERT: La política dio un giro de 180° con Bolsonaro y es como dice
Clever se ven actores políticos de la vida brasileña que estaban fuera del
juego de poder y no tuvieron otra salida que Bolsonaro para entrar en el
patrimonialismo brasilero. Es lo que leí en Thiago, hay gente que, por propia
iniciativa, o plantados, se convirtieron ahora en la última línea de defensa
del viejo régimen. Lo que está mucho más claro con los 100 días es que, entre
sumas y restas, el nuevo gobierno trajo un factor indeseado: tenemos la integración
estamental de los líderes socio-políticos surgidos con las jornadas a partir de
2013. ¡Ahora son casi todos funcionarios! El funcionariado que se
derrama desde Brasilia es una fuerza centrípeta de corrupción en las últimas
décadas. Los poderes están jodidamente corruptos. ¡Por eso los militares,
gente! Es decir, no estoy en contra de lo que dicen ustedes. Apoyo cien por
cien. Solamente que me parece que no sacan la conclusión obvia de que apenas
quedaron los milicos...infelizmente. ¡Pero podría ser peor! ¡Podríamos estar ya
integrados a la “patria grande” bolivariana! ¿Está tan mal?
DOUGLAS: Depende de ellos, depende de los generales, infelizmente. Depende
de cómo se va a torcer la vara. Porque, por un lado, parece que los milicos algo
aprendieron en estos años. Por otro lado, parece. pa-re-ce, que mentalmente se
quedaron en 1964, desconfían de la política, las ideologías y ni qué decir de
la teoría política --que no sé si saben que existe desde Aristóteles y no desde
la revolución francesa. Si lo que aprendieron es a caerle simpáticos a las periodistas,
a ser políticamente correctos, pero siguen igual de tecnocratistas, entonces
estamos fregados. Tendremos un 1964 sin dictadura y en unos años el ciclo se
repite con un neochavismo o vaya a saber qué invento.
-
- Revolución estructural. Un
punteo.
THIAGO: Educación es un tópico que se recalcula con el nuevo ministro
Weintraub. Seguridad…de 56 en 2016 cayó a 1 el número de invasiones rurales
efectuadas por el Movimiento Sin Tierra. Me parece que hay que hacer un
punteo. Bolsonaro acaba de conseguir la menor tasa de interés de la
historia de Brasil, esto significa que el azote latinoamericano que es la
inflación acá lo tenemos bajo control. Es la consecuencia de una serie de
reformas en marcha. Hay que decir todo esto porque la prensa no informa nada.
Por ejemplo, Bolsonaro no solamente mantuvo la Bolsa Familia sino que la
investigación contra el esquema de fraude que arruinaba el plan ya resultó en
un monto de dinero capaz de financiar el aguinaldo de millones de brasileros a
final de año. Hay toda una auditoría en marcha en diversas áreas que resulta en
el corte de una sangría que estaba dilacerando el tesoro. Se terminó el esquema
de corrupción de la compra gubernamental de pasajes aéreos y el corte de
automóviles en comisión, más de 20.000 automóviles, una economía de más de 190
millones de reales. El gobierno descubrió un esquema en el Seguro de los
Pescadores, con niños de 7 años y hombres de 148 años cobrándolo. Niños que no
pescan y viejos que ya fallecieron hace mucho tiempo resultó en una economía de
más de 3 millones de reales. También se descubrieron supuestas colonias de
pescadores en medio del sertón, donde no hay agua ni para beber, desviando
dinero público. Bolsonaro había advertido a la corporación O Globo que era
mejor que luchen contra él seriamente porque si ganaba iba a cortar el subsidio
billonario que recibía. Dicho y hecho.
ISABELA: Casi el 80% de la economía nacional está en manos de las medianas
y pequeñas empresas, ¿no? En el plano de las reformas anti-burocráticas, contra
el laberinto de impuestos, Bolsonaro ya firmó la ley complementaria 167/19
facilitando la vida de los que generan dinero y empleo con la creación de la
Empresa Simple de Crédito (ESC) quebrando el monopolio de los bancos. Ahora los
particulares pueden abrir sus propios bancos por así decirlo y en lugar de
prestarle dinero a los bancos transformarse ellos mismos en prestamistas de
micro-emprendedores. Otra de tantas cosas en estos 100 días. El decreto que
termina con el fin del sigilo bancario de operaciones con recursos públicos
generado por la Secretaría de Abogacía General puede que no suene a titular de
prensa y, de hecho, la prensa apenas dio la noticia, pero implica, nada más y
nada menos, que la quiebra del mayor sistema de corrupción del país. ¡Todo el
movimiento financiero de la Unión será de acceso público! Ese detalle, la
desinformación de la prensa sobre una medida gubernamental tan importante,
muestra el estado de cosas en Brasil: un mecanismo de corrupción tan pero tan
inclusivo que apenas sobró el pueblo…y el presidente. Con esto quiero dejar en
claro, además, lo que pienso sobre el futuro de este gobierno: en la medida que
el presidente no se acerque de nuevo al pueblo que lo llevó en andas al
Planalto, el aislamiento será letal para su gestión. Hay una guerra declarada del
mecanismo –replegado pero intacto--. contra las reformas --la corrupción estatal existe desde el antiguo Egipto, pero la cobertura, y hasta cierto punto, la articulación de todas las corrupciones bajo el poder de Estado, a eso el pueblo le llama mecanismo. Entonces yo hablo de
salir de Brasilia y de su mecánica, de recorrer el país para explicar,
comunicar, sí, una especie de Juan Pablo II que llegue hasta el estado más
pequeño en sus visitas, de usar la cadena nacional, de hablar sin papeles,
retornar al estilo de los aeropuertos. Su gestión tiene que estar periodizada
con estos gestos, no sé si por convicción ideológica, populismo, qué se yo --al
fin y al cabo, ¿alguien se puso a pensar qué pasa con el populismo cuando lo
que se dice al pueblo es la más pura y simple verdad sobre lo que ocurre y no
se lo manipula?-- pero sin duda, porque el pueblo, los millones de cristianos
de las favelas de las grandes ciudades y ciudades pequeñas del interior, el
agronegocio, los camioneros, etcétera, el pueblo es el verdadero aliado de
Bolsonaro dentro del país.
- Derecha/izquierda. Actualidad.
LAERT: Como veníamos no se podía seguir. Tuvimos gobiernos de izquierda
muchos años y las instituciones del país están podridas. ¿Qué otra cosa hay? Tienes
los que dicen que no tienen ideología, que eso ya se murió y cosas de esas. No
les creo. No hay democracia sin los polos derecha e izquierda que, en última
instancia, orientan las decisiones de los ciudadanos. El que diga que no
existen más, en el fondo, es un Big Brother. Ahora, yo creo que si no quieres
seguir girando a la izquierda, hay que enderezar el vehículo. Necesariamente
hay que dar un volantazo, ¿y para dónde vas a girar? Incluso si quieres rumbear
para adelante, tienes que hacer un giro a la derecha. Yo no veo porqué tanto
mimimi con esto.
CLEVER: Es que no hay una derecha en Brasil. Hay una reacción derechista, que es diferente. Multitud de gestos anti-petistas. Solamente que, en 2018, debieron driblear a los partidos centristas –esos que acusan de radicalismo al presidente, a sus hijos... los PSDB, los que afirman no tener ideología, los Partido Novo-- y así, esquivando a los oportunistas, al mecanismo, fueron a dar con Bolsonaro. El capitán había recogido el guante que dejó la multitud en sus luchas desde 2013. ¿Con qué contaba el capitán para que le escogieran? La trayectoria de Bolsonaro era un hecho. La trayectoria es mucho, pero es relativo. Mucho, porque es estar limpio después de casi 30 años en la política: ni corrupto ni contrabandista de socialismos. Pero es muy poco en términos de proyecto político, sin capital cultural, sin partido político. Alrededor de Bolonaro se gestó en pocos meses una alianza de personalidades –el mismo presidente, Guedes, Moro, Olavo de Carvalho desde afuera-- con los militares (y no al revés, ahora lo sabemos). Eso fue histórico, vea como se lo vea. Una epopeya. Pero batir la emergencia no es lo mismo que contar con una masa crítica que decanta en proyecto político, cosa que lleva diez, veinte años: los intelectuales, la formación de la masa crítica, el programa, todo eso te da una visión en común, va moldeando, genera confianza. Claro, si lo que buscas es seguir la corriente, entonces, ¿qué problema hay? Ya está casi todo servido, como dice Isa, es como un kit para el político bananero, la casta política viene solita, después tienes listos los planes globalistas, los técnicos, la prensa, la clase académica, está casi todo ya preparado, solamente falta cierto carisma –a veces ni eso. Pero si vas a dar un volantazo hacia la gran política…ah, eso es otra cosa.
CLEVER: Es que no hay una derecha en Brasil. Hay una reacción derechista, que es diferente. Multitud de gestos anti-petistas. Solamente que, en 2018, debieron driblear a los partidos centristas –esos que acusan de radicalismo al presidente, a sus hijos... los PSDB, los que afirman no tener ideología, los Partido Novo-- y así, esquivando a los oportunistas, al mecanismo, fueron a dar con Bolsonaro. El capitán había recogido el guante que dejó la multitud en sus luchas desde 2013. ¿Con qué contaba el capitán para que le escogieran? La trayectoria de Bolsonaro era un hecho. La trayectoria es mucho, pero es relativo. Mucho, porque es estar limpio después de casi 30 años en la política: ni corrupto ni contrabandista de socialismos. Pero es muy poco en términos de proyecto político, sin capital cultural, sin partido político. Alrededor de Bolonaro se gestó en pocos meses una alianza de personalidades –el mismo presidente, Guedes, Moro, Olavo de Carvalho desde afuera-- con los militares (y no al revés, ahora lo sabemos). Eso fue histórico, vea como se lo vea. Una epopeya. Pero batir la emergencia no es lo mismo que contar con una masa crítica que decanta en proyecto político, cosa que lleva diez, veinte años: los intelectuales, la formación de la masa crítica, el programa, todo eso te da una visión en común, va moldeando, genera confianza. Claro, si lo que buscas es seguir la corriente, entonces, ¿qué problema hay? Ya está casi todo servido, como dice Isa, es como un kit para el político bananero, la casta política viene solita, después tienes listos los planes globalistas, los técnicos, la prensa, la clase académica, está casi todo ya preparado, solamente falta cierto carisma –a veces ni eso. Pero si vas a dar un volantazo hacia la gran política…ah, eso es otra cosa.
ISABELA: Darse cuenta del trabajo que hay por delante para revertir el
movimiento de una rueda que giró libre por años a contramano de la experiencia
humana común expresada en la cultura --el contacto con la cultura nos torna
humanos—puede parecer medio desesperante. Que esta situación no sea exclusiva
de Brasil empeora las cosas. De hecho, incluso si los mejores gringos quisieran
ayudarnos, un Jordan Peterson, un Deely, tipos así, no se podría. Simplemente
en América Latina la rueda completó varias veces el giro, hasta autonomizar la
política del contacto con la cultura, que es lo que nos torna humanos. Por ahí
un francés, un Hadjadj, un Hoellebecq se perderían menos que un americano en
este panorama. (risas) Por otra parte, el hecho de ver lo que sucede en Chile o
en Colombia, países donde existen partidos de derecha, no es menos
desalentador. Esta idea, de que somos un hato de desposeídos o una
masa recompensada con dopamina buscando olvidar momentáneamente la mortalidad,
y no herederos de una vasta tradición, rica, compleja y bella, como es la
tradición judeo-cristiana-greco-latina, esa idea nefasta es tanto de derecha
como de izquierda. A diferencia de la vieja izquierda, que pretende haber
sintetizado la herencia en una superación dialéctica destruyéndola, las nuevas
izquierdas abominan esa herencia hasta la repulsión, sometiéndose a cualquiera
que se proponga destruirla, sean comunistas chinos, asiáticos rusos o
islamistas. Entretanto, las derechas latinoamericanas, hasta ahora, se
identificaron con tal o cual componente de la tradición clásica, lo mordisquearon
todo, cada una quedándose con un pedazo y escupiendo los otros. Muy por el
contrario, para asumirla por completo, y que la herencia clásica cristiana
llegue a la política y al gobierno, es necesario la intercesión de un Leo
Strauss, de un Voegelin, el factor intelectual que ayude a crear una masa
crítica que precipite en la hegemonía cultural y en un verdadero partido
político conservador. Strauss y Voegelin hicieron el trabajo situadamente, como
corresponde, allá en USA, y los americanos cuentan con una derecha conservadora
enraizada en la sociedad. En América Latina, en cambio, creemos que se puede
esquivar la tarea con una aceitada gimnasia de mañas partidarias, estudiando
economía o alguna ingeniería, coleccionando diplomas de maestrados y doctorados
y trabajando para algún organismo internacional en NYC se hace un partido
político, o se mete uno en el existente, lo mejora y ¡listo!¡bingo! ¡Pero así
es que nos mordemos la cola en América Latina! A lo sumo se llega al
gobierno, sí, para rumiar los modelos premoldeados por la burocracia local y
los organismos globales, con una prensa autorreferencial, que escribe tu
narrativa a tu medida, aislándote del día-a-dia, de lo que atormenta el corazón
del hombre común –las reglas de esa epistemología tan particular que solo se
conocen en un ambiente de alta cultura, no te la enseñan en la facultad ni
en cursos de coaching. De yapa, el premoldeado viene con sorpresa y amaneces en
tremendo rollo de corrupción. Vives, a lo sumo, sospechando la traición de tu
sombra. A mí me gusta Soljenítsin cuando
dice que la gran política no es nada de eso, supone otra cosa: aprehender la
cultura nacional como un todo y sentir las aspiraciones profundas del pueblo.
THIAGO: Por fin reconozcamos algo, gente. Hasta mitad del siglo XX, más
concretamente hasta la revolución cubana, la izquierda no era una fuerza electoral
en América del Sur. Por tanto, los partidos políticos liberales y medio
conservadores se alternaban en el gobierno. Vino la regionalización de la
guerra fría, el terrorismo comunista desde la isla y las dictaduras militares.
Desde los años 60 del siglo XX, ya hay izquierda en los viejos partidos, en las
juventudes partidarias y, después, la izquierda hace centro en la prensa, las
universidades y en las instituciones republicanas, relegando la tesis insurreccional
y la dictadura proletaria que habían sostenido hasta entonces. Una década de
brazos políticos y brazos armados y los gobiernos militares no entienden nada,
se quedan esperando el choque. Ni siquiera se dan cuenta cuando se abre la
redemocratización, mientras que la izquierda encuentra la manera de servirse
del juego democrático de modo tal que, en un tiempo, sin apenas arriesgar la
vida, consiguen lo que antes costaba mucho más caro a sus filas. ¿Está claro?
La izquierda, autodenominada ahora en el progresismo liberal, no renunció ni un
ápice a la destrucción de la sociedad, eso lo consigue corroyendo las certezas
y, con ello, la confianza que hace estable una sociedad --la confianza está
bien, pero el control es mejor, decía Lenin. A poco tenemos un progresismo con
un programa de conflictos diversitarios, con sus linchadores, sus acusadores,
lo que antes llamaban frentes de masas son ahora minorías endemoniadas que
agrietan por plantan la iracundia por toda la sociedad. ¿Qué pasó con la
democracia moderna, la democracia liberal? Con la redemocratización de los años
80 llegamos al sin sentido de los demócratas de los países occidentales
entablando con los políticos progresistas, una y otra vez, discusiones
políticas que parten de premisas opuestas. Unos, siguen buscando la estabilidad
social, la convivencia; los otros, convertirlo todo en un infierno (ya no se
necesita la violencia insurreccional, para eso, el narco). Lo peor es que
ambos niegan el detalle, la izquierda por motivos estratégicos, los liberales
porque su mejor ejercicio de poder es la negación. Mientras, la prensa se rasga
las vestiduras sin explicar tanto odio diseminado. El sin sentido del debate
político actual solo sirve para dar respuestas emocionales que impiden la
capacidad de argumentación racional y transforma cualquier interlocutor en
enemigo. Karl Schmidt recalculado.
-
La Razón de Estado o la verdad
al pueblo.
THIAGO: Recapitulemos. Las bases de sustentación de Jair Bolsonaro son
tres: el pueblo movilizado, los medios alternativos y ese tábano brasilero que
parece venir de la antigua Atenas, Olavo de Carvalho. Esos tres factores
crearon la atmósfera y la posibilidad material que permitió a Bolsonaro llegar
a la presidencia. Yo quiero hacer hincapié en un aspecto que me parece urgente
justamente con lo que dice Isa. La dramática fase abierta entre el atentado de
Juiz de Fora y la toma de posesión del cargo, se caracteriza por el
distanciamiento de Bolsonaro con su base de sustentación. Primero, la última
vez que el presidente tomó contacto directo y cara a cara con el pueblo fue el
1 de enero en la ceremonia de mando en la ciudad de los funcionarios. Durante
la campaña fue “el mito” de las multitudes, desde el atentado, y ya en el
cargo, Bolsonaro se distanció. Por motivos diferentes sucede algo parecido con
los líderes civiles de los movimientos que encabezaron manifestaciones de
millones en las calles de todo el país, empleados ahora de esa máquina que es
Brasilia, o en los estados de la Unión. Se podría decir que cuanto más el
presidente se integre a la clase política, esto es, al viejo régimen, más lejos
quedará del pueblo que tantas veces llenó las calles del país y finalmente lo
levantó en andas. El segundo marginamiento fue respecto del uso de las redes
sociales, entrando cada vez más en alguna especie de regulación oficial sin
espontaneidad y haciendo caso omiso de cualquier empleo innovador de los medios
convencionales como la cadena nacional. Por fin, arrancó una operación para
separar al presidente del filósofo que refundó en Brasil el valor de la alta
cultura y la pasión por la identidad nacional. Sea como fuere, toda vez que el
edificio gubernamental no puede quedar pedaleando en el aire, uno a uno, los
generales del ejército en estos meses fueron ocupando los espacios generados
con cada separación. Azar o plan maquiavélico de cierta milicada estatólatra,
el hecho es que, primeramente, el patrimonialismo se recompone con las agencias
corporativistas sintiéndose en casa en esta especie de cierre de la clave de
revolucíón con la clausura del pasaje de confianza entre los tres factores
mencionados y el presidente. Esa es la razón por la que, probablemente, la
prensa "informe" de aquí en adelante sobre una auspiciosa estabilización
del ejecutivo o, por el contrario, el olor a sangre les haga caer más
pesadamente sobre el presidente, promocionando al general Mourão como alternativa de poder. Pero no
se debe perder de vista lo fundamental: si Bolsonaro renuncia a su
base original de sustentación a favor de una tutela militar sobre su
gobierno, sin duda caerá la oscuridad sobre las promesas de campaña y las
esperanzas cifradas en el renacimiento de Brasil.
LAERT: A ver, a ver quién me explica qué tiene la milicada de tan malo. ¡Al
fin y al cabo, fueron ellos los que salvaron a Brasil del comunismo en el
64!
DOUGLAS Bueno, es que parece que la fuerza revolucionaria de la verdad y la
libertad quedó en emergencia --vemos a decirlo así-- intelectual. Prácticamente
Brasilia se devoró el giro democrático, con los generales ocupándolo todo en el
gobierno mientras el ministro Guedes corre de acá para allá batallando por las
reformas económicas, Moro hace lo propio y Olavo no para de responder a los
ataques de la prensa, la izquierda y a las provocaciones de varios generales.
Entonces ¡paf! El filósofo instala un revisionismo histórico que nadie esperaba
… ¡y mucho que hacía falta! La impugnación documentada sobre el 64 que hace
Olavo de que, al mismo tiempo que los militares triunfaban en las escaramuzas
con el brazo armado comunista, entregaban al brazo político comunista los
medios culturales de Brasil, las universidades, la prensa, las editoriales, y
que tal entrega, lejos de cualquier conspiranoia, radica en identificar un
terreno común epistémico entre el marxismo de los progresistas y el positivismo
de cuna que tienen los milicos. Esta habría sido la clave de la hegemonía
izquierdista en el país durante los últimos 20, 30 años, y de la bancarrota
espiritual, moral, social y económica que padecemos. Pregunto: ¿alguien vio a
algún general del gobierno levantar el guante olaviano en términos que no sean
clichés progresistas o poses de vanidad? ¿Alguien vio a algún general
respondiendo que, honrando a la verdad, va a contestar al filósofo seriamente,
con un libro de investigación o al menos un debate público sobre el 64 y la
última dictadura militar? No. Para los tecnócratas todo esto son chimentos
populares que la Razón de Estado desprecia. Al fin y al cabo, es lo que piensa
el vicepresidente sobre nuestro pueblo y su verdadera herencia: la indolencia
de los indígenas y el libertinaje de los africanos ¿Ustedes se acuerdan de ese
monumento al instrumentalismo positivista de Mourão durante la campaña?
DOUGLAS ¡Positivista o marxista, es el gnosticismo! ¡Es la clave de hegemonía todavía hoy! Es el puente de plata tendido a través del cual pasan regímenes como el tucano-petista, sobreviviendo a la revuelta popular que lo acosa desde 2013. La música es todavía Tropicalía, el cine es todavía Cinema Novo. Los milicos no entienden nada de esto o, simplemente, lo infravaloran como lo hicieron en el 64, como tu dijiste. Las FFAA precisan ser salvadas de los militares.
LAERT: Yo no puedo creer que Bolsonaro esté entregando lo que tanto
costó...´¡casi le cuesta la vida a él mismo! ¡Hay que acordarse de Juiz de
Fora, gente! Miren, veamos la tendencia si consideramos lo que
dicen. Es que estaríamos en un momento en el que los generales se quedan con el
gobierno eliminando a los ministros liberal-conservadores, o gobierna Bolsonaro
con Olavo.
THIAGO Miren, el que quiera leerlo, cuando lo desgraben, pues. Yo me
expresé en condicional cuando hablé del nuevo gobierno. No puedo hablar de otra
manera porque, acá, hace ciento y pico de días había un régimen político
venezolano, una Venezuela ralentizada. Señores, Bolsonaro tuvo que elegir entre
las opciones que la historia hizo disponibles para formar gobierno. Sobró poco y nada
para los 3 factores que llevaron a Bolsonaro al triunfo electoral --el pueblo
movilizado, las redes sociales y el filósofo. Se quedó con la corporación militar y armó la fórmula con un general que salió alineado vaya a saber con quién, pero no lo está con el presidente. Las razones de esa opción pueden
ser varias. ¡Qué sé yo…! No existen políticos conservadores en Brasil. Ni
siquiera universidades de derecha. La cultura popular conservadora no provee
naturalmente líderes y políticos. Otra cosa: un filósofo de verdad no es
alguien que se pueda convencer con cargos gubernamentales, cosa que a Olavo le
interesa tres carajos. ¡Apenas pueden moverlo de la ciudad donde vive! Tampoco
nadie se prepara para un Juiz de Fora. Después del atentado, ¡hay que
entregarse a los brazos del pueblo como lo hacía en los aeropuertos! Y están
las características del liderazgo de Bolsonaro, outsider, sin partido político
propio, cabalgando una ola popular histórica. Por fin, hay que decirlo de una
vez: el armado de gobierno, arrancando por el vicepresidente, no representa la
escala conservadora del movimiento de masas que luchó contra el régimen, ni a
sus referentes de redes sociales, ni al mentor de este giro que sacudió al
Brasil. No es mi interpretación, son los hechos. ¿Qué representa entonces? Hay
que ver. Es un hecho que los generales, que en nada participaron de aquellas
jornadas, no se ganaron el gobierno por propio derecho sino gracias a
Bolsonaro, que los llamó a granel. Ahora bien, lo que yo respondí hace un rato
fue sobre los caminos tendidos con este panorama: una encrucijada. A lo sumo,
interpreto, que hay como un doble régimen, con el STF, la vieja política,
etcétera; y otro que no termina de nacer. Ahora mismo vemos una disputa de
poder colosal alrededor de la Reforma Jubilatoria. Se viene la elección del
Procurador General de la República (Fiscal General de la Nación, NdeR), el
enorme poder que tiene esta función influye directamente en el respaldo o en la
oposición a los proyectos innovadores y revolucionarios derivados del programa
cristiano-conservador de campaña. Pero la tormenta perfecta -en realidad el hostigamiento no da respiro- es la trampa montada para desaprobar la Medida Provisoria 870, que reglamentó toda la Reforma Administrativa que sostiene los progresos de gobierno que enumeramos Isa y yo al inicio del focus. Es que todos esos avances son provisorios y deben ser aprobados por el Parlamento. Y todo se puede derrumbar, porque el mecanismo identificó que el golpe letal está a pedir de boca si se coaligan izquierda y centrão, cuyos líderes buscan escapar a Lava Jato, y forman mayoría en el Coingreso. Todo este panorama es una verdadera encrucijada: termina en un gobierno cívico-militar, esto es, recaemos en la
zona de confort, en la "normalidad" del mecanismo, el centrão parlamentario, la vieja derecha
patrimonialista, conciliadora con la izquierda que detonó al país, con el viejo militarismo; o se sigue
camino al reencuentro con el Brasil del pueblo y sus tradiciones, con lo
mejor de nuestro pasado, abriendo una nueva democracia, cristiana y
capitalista.
ISABELA: Justamente. La clave de bóveda, expuesta con los procesos y prisión de tantos ex presidentes, políticos y empresarios en América Latina es que, en las últimas décadas, la democracia liberal funcionó basada en el tráfico de cargos de la máquina pública y en el soborno de votos y apoyos. En este sentido, el gobierno Bolsonaro es un test probablemente único en la región tratando de romper con el toma y daca. Vean que el bloqueo de sus reformas por acción del parlamento o la Corte impidiendo que se termine el viejo régimen tucano-petista, lleva a la siguiente cuestión: todas vez que la llamada democracia popular socialista se trata en verdad de regímenes tiránicos y, por tal razón, queda ipso facto descartada, ¿puede seguir funcionando la democracia liberal de otra forma que no sea basada en la corrupción; o de lo que se trata aquí es de fundar un nuevo tipo, una democracia de tercer tipo?
ISABELA: Justamente. La clave de bóveda, expuesta con los procesos y prisión de tantos ex presidentes, políticos y empresarios en América Latina es que, en las últimas décadas, la democracia liberal funcionó basada en el tráfico de cargos de la máquina pública y en el soborno de votos y apoyos. En este sentido, el gobierno Bolsonaro es un test probablemente único en la región tratando de romper con el toma y daca. Vean que el bloqueo de sus reformas por acción del parlamento o la Corte impidiendo que se termine el viejo régimen tucano-petista, lleva a la siguiente cuestión: todas vez que la llamada democracia popular socialista se trata en verdad de regímenes tiránicos y, por tal razón, queda ipso facto descartada, ¿puede seguir funcionando la democracia liberal de otra forma que no sea basada en la corrupción; o de lo que se trata aquí es de fundar un nuevo tipo, una democracia de tercer tipo?
Porto Alegre, 30 de abril.