Crezcan, pendejos

Hablando en serio. Vean por qué el lugar de un general es el cuartel o haciendo banquinas de autopista. La política en las sociedades modernas y liberales es el reino de la crítica, de las piñas, de la pluralidad de opiniones, de las tretas, de la prensa libre, de la opinión irresponsable, de la sátira y, a veces, de algún armisticio improvisado y frágil entre las facciones en pugna. Pero las facciones tramando es la regla. Todo político lo sabe. El mílico no lo sabe, porque no es político. El mundo del cuartel es el mundo de la jerarquía y de la unidad, de la orden dada orden cumplida. El mundo de la política es el mundo de la disputa de intereses individuales y de la orden dada ... "hum, mira ...vamos a ver" Lo que está sucediendo ahora es el ejemplo más claro de que esos mundos no se mezclan. Y no deberían. Generales tomaron los puestos claves en el gobierno tradicionalmente ocupados por políticos civiles, creyendo que la población se comportaría así como se comportan sus subordinados en el cuartel: callados y obedientes. Y ahora, que están golpeados por todos lados en respuesta a las cagadas que hacen, acusan a los críticos de sedición y de dividir el país. Es el caso de Olavo de Carvalho, un profesor de 72 años, que tuiteando solitariamente desde un suburbio rural de Virginia, es un peligro para el gobierno y está desestabilizando el país. ¿Y qué hace Olavo? Lo que cualquier ciudadano de cualquier democracia funcional puede hacer: criticar la acción reprochable de miembros del gobierno y meterles unos apodos inolvidables. Pero para una banda de general cuatro estrellas, eso es una amenaza intolerable. Es obvio que esa gente no está preparada para vivir en una democracia plena, ni para actuar en una sociedad libre que no acepta ser tutelada. ¿Olavo de Carvalho molesta al generalsito? ¡Genial! Esa es la maravilla de la democracia. Crezcan, pendejos.


R. D