Católicos
Nos gustaría
recordar dos de los muchos motivos por los que doblamos nuestras rodillas para
rezar por nuestro presidente. El primero de ellos es que casi lo perdimos
cuando fue herido mortalmente. El segundo es que fue la primera vez en la que
tuvimos el honor de ver a un presidente de la República batiendo continencia
para un sacerdote de la Santa Iglesia Católica y abrazándolo antes de tomar
posesión del cargo. Una actitud clara de respeto, fe y amor.
Después de
décadas, es la primera vez que los cristianos tienen la oportunidad concreta de
rezar por un presidente en Brasil que nos respeta y que es uno de nosotros.
Con Bolsonaro no
hay sacrificios de animales y misas negras en los sótanos del Palacio. Este es
uno de los motivos por el cual las potestades de demonios en el infierno y en
la tierra se están levantando contra él.
L.A. en Cuadernos Netnográficos