Ricardo Vélez: 100 días de soledad.
1. En octubre de 2018, pocos días antes de la segunda vuelta de las elecciones, mi amigo Silvio Grimaldo me dijo que el profesor Ricardo Velez y Rodríguez tal vez fuese un buen nombre para el Ministerio de Educación. Me gustó la idea, el mismo día, Silvio mencionó el nombre de Vélez a nuestro gran amigo y profesor, el filósofo Olavo de Carvalho. Inmediatamente, Olavo animó un el post en su Facebook indicando el nombrando de Vélez al MEC. No quiero aquí alardear que soy como el barquito que tira del transatlántico (para usar una metáfora Classica de Tolstoi), sino señalar que, sin esa indicación de Olavo, Velez nunca habría sido ministro.
2. Desafortunadamente, no funcionó. Si bien es un hombre honesto, un respetable intelectual y un gran conocedor del pensamiento luso-brasileño, Velez no es un guerrero político hábil – y solo alguien con gran habilidad política podría obtener algún éxito en ese nido de serpientes llamado MEC, donde hace más de 30 años reinan como perversidades el marxismo y el globalismo. Tal vez el nombre para esa misión sea Abraham Weintraub.
3. He estado a un paso de aceptar el cargo de asesor de comunicación del MEC - lo que habría sido un gran error. Gracias a Dios, fui disuadido por mi familia. Pero llegué a participar en Brasilia en una reunión de presentación de los nuevos secretarios del ministerio. En mi discurso, dije que el gran desafío de la gestión de Vélez sería hacer la Lava Jato de la Educación, no sólo para detectar esquemas financieros ilícitos, sino también para sacar a Brasil de las últimas colocaciones en las pruebas internacionales de enseñanza y liberarnos del peor problema del país: el analfabetismo funcional. En aquella ocasión, usé la historia de la revuelta de Lucifer para ilustrar el desafío que Vélez y su equipo tenían por delante. Destaqué que Lucifer era un ángel de alta patente, un querubín, puesto equivalente a coronel. San Miguel, sin embargo, era un simple arcángel - puesto equivalente a cabo. Lamentablemente, para nuestra tristeza, la gestión de Vélez acabó siendo dominada por los "coroneles" leales al positivismo y al marxismo.
4. Ante el drama que Ricardo Vélez vivió en estos 100 días -execrado por la prensa, aislado, probablemente chantajeado-, concluyo que el profesor no merecía pasar por tanto pèsar. Él fue absorbido por una máquina monstruosa y gigantesca, la misma máquina que él supo analizar y denunciar en sus libros: el Estado patrimonial brasileño. Que vuelva a ser el intelectual, el maestro, el padre de familia, el amigo que es para nosotros. Lo siento, Ricardo.